¿Por qué tanto alarmismo en una jornada tan relativamente tranquila?, se preguntan en el diario Elcorreo. La respuesta de José Antonio Aranda, responsable de meteorología de la Dirección de Emergencias, apelaba al principio de precaución, pues en su opinión se daban unas condiciones que hacían posibles temidas riadas. Lo que ocurrió finalmente fue que: “de 12 a 18 horas del día 21 tuvimos menos precipitaciones de las esperadas. Eso dio tiempo a que los ríos bajasen. Quitarnos precipitaciones durante esas 6 horas nos ha salvado”, comentaba el responsable.
La noche del día 20, Kike Prada, Presidente de la Asociación de Afectados río Gobela nos pidió realizar un pronóstico conjunto de la situación. La presión mediática y la alarma vecinal (nerviosismo, desalojo de lonjas, reparto de sacos de contención etc) así lo imponían.
El análisis detallado de la previsión de lluvias con el modelo meteorológico GFS nos conducía a realizar un llamamiento a la calma: en concreto, las previsiones arrojaban como máximo en el País Vasco una cantidad de unos 20/25 litros a primeras horas del día 21 y otros 20 litros repartidos a lo largo del día. En particular, en la zona de Getxo el total diario rondaba solamente los 30 litros.Recomendamos consultar el Blog del río Gobela donde aparece toda esta información en detalle y realizada el día anterior: http://encauzarelgobela.blogspot.com.es/
Esta cantidad de precipitación no puede dar problemas graves ni siquiera en un estado de saturación de agua de la cuenca, y menos en los ríos de gran cuenca y longitud como el Ibaizabal. Las inundaciones ocurridas en el Gobelas el año 2008 o en el Urumea el año 2011 precisaron del orden de 150-250mm para causar el desastre…y llovía sobre mojado.
Por todo ello, estimamos que nuevamente no se realizó una acertada predicción y consecuente emisión de alertas. Los datos en la mano nos dan la razón: la mayor parte de las estaciones registró 30-40 litros en todo el día y en la zona de Getxo tan solo 20-30 litros. Con esas cantidades, el nivel de los ríos apenas llegó a nivel amarillo en algunos de ellos, a pesar de la saturación del terreno. Los problemas fueron locales y limitados.
Una vez más la asociación de afectados por las inundaciones del Gobela y Amillena dejó en evidencia el hacer de los servicios institucionales, en concreto el de Euskalmet y la Dirección de Emergencias.
No nos vale aludir al principio de prudencia y justificarse en la incertidumbre de la predicción para, en este caso, tirar una pared en vez de abrir una puerta. Hay que afinar bien en las predicciones y no quedarse corto o pasarse de largo. Eso es profesionalidad.
Nos podemos preguntar por las razones de tal desaguisado meteorológico:
Por un lado, no existe una ley de meteorología que dote a Euskamet de entidad jurídica propia como Agencia o ente público de meteorología (Tal y como si ocurre con URA, Agencia Vasca del Agua). Euskalmet se encuentra más en un limbo que otra cosa.
De hecho, aunque parezca increíble, no existen meteorólogos de carrera en la Dirección de Emergencias y Meteorología. El servicio operativo de predicción y vigilancia se subcontrata a la fundación Tecnalia, con todo lo que ello pueda suponer.
No existe oferta pública de empleo para trabajar como meteorólogo en la Dirección de Emergencias del Gobierno. Es decir, nunca se ha contrastado mediante concurso u oposición pública la capacidad y conocimientos de los responsables y los profesionales de Euskalmet o que trabajan para Euskalmet.
Las alertas meteorológicas de Euskalmet no se recojen en la red oficial de alertas europea Euroalarm, donde sí figuran las de Aemet, que en el caso que nos ocupa no pasó de amarilla.
Que cada uno saque sus conclusiones.
No entiendo cómo un servicio estratégico como el de meteorología esté apañado de esta forma. La verdad me parece una chapuza.
Joseba Areitio Piedra